lunes, 2 de junio de 2008

aramburu

El 29 de mayo de 1970 ocurrió en Argentina un hecho impactante. Unos chicos vestidos de militares entraron en la casa de un general retirado llamado Pedro Aramburu, le dijeron que serían su escolta durante ese día y se lo llevaron para que no volviera más. La desaparición del famoso militar conmocionó el país y más se conmocionó cuando se hicieron públicos unos comunicados en los que se decía que Aramburu sería sometido a juicio y más todavía cuando esos comunicados afirmaban que había sido sentenciado a muerte y ejecutado.
Aquel hecho marcó el inicio de la historia de los Montoneros, la guerrilla (o, siendo correctos, organización político-militar) de izquierda peronista más importante. Su historia fue vertiginosa, les llevó en poco tiempo a congregar a grandes masas de jóvenes y a rozar el poder en 1973. Llegaron alto, sin embargo, para caer realmente duro, en aquellos pocos años en los que la historia argentina se aceleró y condensó una gran cantidad de hechos, personajes, actos y vidas en un periodo cortísimo. Tres años más tarde, en 1976, las masas habían desaparecido, el proyecto político montonero había sido apartado (a empujones y balazos) y Argentina se adentraba en su noche más oscura y larga.
Todo tiene un pasado, por supuesto. Y ese primer acto de los Montoneros tiene también su explicación. Aramburu no era un personaje cualquiera, sino uno de los mayores enemigos de Perón y del peronismo. Fue él el que asumió el mando poco después del golpe de 1955 y desató una gran represión contra todo lo que oliera a justicialismo, llegando hasta a prohibir cantar la Marcha peronista). La memoria popular lo tenía además como el culpable último de los fusilamientos en José León Suárez y de la infeliz y retorcida suerte del cadáver de Evita.
Así que su muerte a manos de unos jóvenes que se decían peronistas y representantes de la voluntad del Movimiento fue bienvenida por una parte importante de la sociedad. Los vengadores montoneros cometieron, sin embargo, un error que hace pensar sobre el sentido de la vida y la muerte. Un error aparte de los fallos técnicos de la operación, que llevaría a varios de estos primeros montoneros a caer en manos de la policía. Un error más sutil.
Años más tarde, dos de los autores del secuestro, Firmenich y Norma Arrostito, relataron cómo se había llevado a cabo la operación. Y allí se demostró que podían ser buenos revolucionarios, pero malos escritores, porque presentaron a Aramburu como un señor mayor, apartado del poder y maquinando un acuerdo para la apertura de la dictadura en la que se vivía entonces. Un señor al que se iban a pedir cuentas por un asunto ya lejano y que afrontaba serenamente la muerte, pidiendo que le afeitaran y que se le ataran los zapatos antes del disparo final.
Aramburu fue una persona mala, de las muchas que desgraciadamente inundan la historia argentina. Reprimió y ordenó matar a personas inocentes e hizo callar a la mitad del país. Pero lo ocurrido a fines de mayo de 1970 me hace pensar si el último minuto, si una muerte digna y valiente puede cambiar el sentido de toda una vida.

2 comentarios:

  1. Chaval:
    Que gran crónica, a ver si nos regalas (¿me regalas?) más entradas de este estilo.
    Por cierto, sé que no tiene mucho qué ver, pero hace un par de semanas vi una peli argentina muy buena: Crónica de una fuga. Anda, chaval, échale un ojo, que no todo es Futurama, los partidos de la liga "Adelante", o Los Serrano (¿saben que son muy populares en Finlandia?).
    Saludos
    M.

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  2. la historia de argentina es tan enrevesada y hay tantos "malos" que debería ser más fuente de novelas que de historia.
    no he visto esa peli (¿de qué va?) y ahora no puedo ver futurama (menos mal que en youtube pasan slqh), pero me siento muy orgulloso de no haber visto los serrano nunca :)!
    (¿los doblan al finlandés o están subtitulados?)

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