liverpool revisited

Y así, casi sin buscarlo, estoy de nuevo en Liverpool desde el domingo pasado y, como dijo Bender, esta vez va en serio, porque será por tres meses. Pero realmente parece que estoy en otra ciudad: si en marzo era una ciudad fría, desagradable por el viento y en la que se hacía de noche mientras intentabas digerir la comida; ahora me recibió de día y con sol (aunque parece que, por contrato, debe llover aunque sólo sea unos minutos) y, aunque todo -excepto los pubs- está cerrado a las seis, se puede pasear o correr por la tarde sin llamar a protección civil. Sigue igual de fea que cuando la dejé (los alemanes y la crisis económica no tuvieron piedad con su centro histórico), pero sigue siendo tan adorable y arrebatadora como siempre, así que estoy feliz de estar aquí una vez más.
Y no, no estoy en Liverpool por cuestiones futbolísticas (habría venido en otro momento, no justo ahora que se acaba la liga e Inglaterra no estará en la Euro), sino por cosas estudiantiles: parece que para que tu doctorado se reconozca en toda Europa debes, entre otras cosas, pasar un tiempo en una universidad extranjera y en eso estoy.
De momento, mi inglés nivel Playskool me permite sobrevivir, comer (y comer incluso pasta y pollo), conseguir gimansio e internet gratis (bueno, siempre que pague la matrícula de la universidad) y hasta un sitio para dormir del que hablaré en un futuro más cercano que la nueva liga madridista.
¿Conseguiré que me deporten? En tres meses, lo puedo lograr.