viernes, 4 de abril de 2008

a 26 años de malvinas


A finales de marzo de 1981, la última dictadura argentina se encontraba algo acorralada. La legitimidad inicial (aberrate, pero apoyada) de acabar con el caos y con la llamada subversión quedaba ya muy lejana, después de haber arrasado con cualquier atisbo de protesta. Tras acabar con Montoneros, ERP, sindicatos rebeldes, monjas y adolescentes que sólo se quejaban del precio del comedor, a la dictadura le quedaba poco por hacer en ese sentido. Tampoco le iban muy bien las cosas en economía: después de los años de plata dulce, la deuda y la inflación se habían disparado sin que se encontrara solución. Además, la oposición de los partidos empezaba a salir de su letargo y a presionar para dar una salida democrática y, para colmo, a fines de ese mes se acababa de organizar la primera manifestación masiva de protesta contra la dictadura.
Se necesitaba una solución genial para salir dignamente de esa situación y los militares que no leían diarios no tardaron en encontrarla: invadir las Malvinas. Era realmente una buena idea, no se podía decir que no: aquellas islas perdidas en el Atlántico Sur eran reclamadas por el pueblo argentino desde principios del siglo XIX, así que era una causa justa y querida por todos. Se conseguía de esta manera dividir a la oposición y encolumnar a todos detrás del gobierno, ya que cualquier voz que saliera en contra de la ocupación era tachada enseguida de antinacional. Una buena idea, pues: en el futuro por cada persona que osara llamar asesinos a Galtieri (aquel general al que se le iba la mano con el alcohol) y compañía, saldrían dos a defender a los recuperadores de las Islas.
Una genial idea a la que se le escapó, sin embargo, una premisa fundamental, ya que no contaron con que a los británicos les diera por defender, con lo mejor de su Marina, aquellas islas perdidas. Dos meses de conflicto, que acabó con derrota argentina y 200 absurdas muertes, arrojarían una gran paradoja: los militares que tan bien habían dominado la picana y la técnica del secuestro no parecían estar muy preparados su verdadero trabajo, la guerra.

4 comentarios:

  1. No fueron por desgracia 200, sino bastante mas las muertes en la guerra, sino cerca de mil(solo en el hundimiento del General Belgrano murieron mas de 300 argentinos).

    Yo aun la recuerdo(vagos recuerdos, que tenia seis años), al menos ciertas imagenes, por ejemplo a Fillol, portero argentino, que creo recordar que lucia un brazalete negro por la muerte de algun familiar en la misma.

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  2. cierto, grave error mío porque sólo incluí las bajas del ejército argentino (es decir, sin marina ni aeronáutica y sin los pobres británicos que también murieron). y, las cosas como son, lo del belgrano fue una canallada.
    me suena mucho la anécdota de fillol, pero he hecho una búsqueda rápida y de momento no puedo confirmar.

    y con un añito que tenía, realmente no tengo ningún recuerdo. de lo primero que me acuerdo es de que en nicaragua había muy mal rollo... y eso debe ser por el 86.

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  3. op! gracias por este apunte histórico, siempre con ese tonito tan tuyo, interesante.
    Un besiño!!

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  4. Cuanto mal han hecho los militares en América Latina, en otros sitios también.

    ¡Abajo las dictaduras!

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