miércoles, 27 de febrero de 2008

bilbotour 2008


El sábado por la mañana, cuando tomé el tren que me llevaría a Bilbao, tenía muy claro los objetivos que tenía que cumplir en los dos días que pasaría en el viejo y melancólico Botxo: ver vascos, presenciar un partido en San Mamés (antes de que lo derriben o de que me derriben) y lavarme el pelo con el champú purificador de Pantene. Pero nada más poner pie en la estación de Abando-Indalecio Prieto, me di cuenta de que todas las ideas preconcebidas sobre el País Vasco estaban equivocadas: allí no había gente talando árboles en medio de la calle, ni arrojando piedras de gran tamaño, ni siquiera se convertían en inoxidables tras ver cierto cartel.
Mientras mi mente se actualizaba con la nueva información acerca de los habitantes de Euskadi, mis piernas (y el metro) me conducían hasta el lugar donde debía dormir: el albergue de la ciudad. El único problema estaba en que miré mal el mapa de Google Earth y lo que debería ser (tras mucho y empinado camino) un bonito albergue no era más que un corriente edificio de pisos. Al final, tras atravesar bosques, valles y montañas, preguntar a mucha gente y pedir favores a cambio de actos que prefiero no confesar, hallé el dichoso albergue, pagué la estancia, dejé las cosas y salí volando rápidamente para vivir mi primera aventura: ir a Barakaldo.
No por cualquier tontería, sino para disfrutar de un apasionante Barakaldo-Athletic B en el precioso Lasesarre. Tras aprender los entresijos del metro (que no tiene mucha complicación porque sólo hay dos líneas), atravesar el centro de la ciudad de Clemente (impresionante: a las siete de la tarde estaba lleno de quinceañeros de fiesta. O son muy buenos y se van pronto a la cama o tienen un aguante increíble), llegué al premiado (arquitectónicamente) estadio de mis sueños, que no me defraudó: es tan bonito como pensaba (el partido en sí sí dejó bastante que desear...).

Regresé al albergue y dormí ligeramente (a mi circunstancial compañero de habitación le dio por roncar y hablar en sueños), rumiando las grandes emociones que me esperaban a la mañana siguiente: ir a un museo. No cualquier museo, claro, ni el Guggenheim, sino el del Athletic de Bilbao, por supuesto. Por si alguien le interesa, vale la pena: ves los trofeos del club (estuve a punto de llevarme la Copa del Generalísimo de 1969 para entregársela a sus legítimos propietarios), el famoso león, las gradas del estadio, los banquillos (heme aquí dando rienda a mi vena de entrenador amarrategui) y cosas por el estilo.
Puede que parezca raro, pero tras esa visita cultural (?) sí visité el recurrente Guggenheim (no todo va a ser fútbol), donde por dentro disfruté de obras minimalistas con uso de tubos fluorescentes y donde por fuera realicé una exhaustiva sesión fotográfica al Perrito Puppy (sólo me faltó el plano cenital y porque no me dejaron la grúa).

La tarde del domingo contenía el plato fuerte de todo el viaje: el partido entre el Athletic y el Villarreal. Me encantó la atmósfera del estadio (de ese estadio tan inglés en su forma) lleno, tan lleno que la entrada que tenía era a ras de campo y en una esquinita. Apenas pude ver lo más importante del juego desde esa posición, pero fue un partidazo de Senna (aquí estoy junto a él: parece que Marcos pasa de mí, pero decidimos hacer una composición original) y pude ver en acción a mi gran ídolo futbolístico: Koikili.
No pararon ahí las emociones. Tras el partido (que me dejó una sensación de insatisfacción al no poder gritar los goles amarillos) me esperaba otro asunto realmente interesante, quedar un ratito (desgraciadamente para él, largo) con el mítico Dadan Narval, uno de los colaboradores del legendario blog Diarios de Fútbol: un gran tipo donde los haya, con el que pude compartir pensamientos acerca de Noel-Williams, el estado de la prensa deportiva, proyectos de vida y de la nueva arquitectura bilbaína. Y con el que llegué a una gran conclusión: las pizzas que contienen carne son netamente superiores a las vegetales.

El lunes por la mañana (el tren no salía hasta el mediodía) fue aprovechado para realizar un viaje relámpago a Getxo, por las razones que todo el mundo debe saber. Desgraciadamente, el moderno y elegante estadio del Arenas estaba cerrado y ni mi sonrisa cautivadora, ni mi sensual curva praxiteliana abrieron sus puertas (no siempre se gana, reconozcámoslo). Al menos, me permití el capricho de conseguir (tras horas de esfuerzo hasta encontrarlos) dos libros que perseguía desde que aparecieron (es decir, hace unas semanas): Historias del calcio y Cultura(s) de fútbol.
Y, de esta manera, tras pasar con el tren por Llodio, Miranda del Ebro y Valladolid (una ciudad que pide a gritos una estatua ecuestre para Patricia Conde) y llegar a Salamanca, concluyó este bonito Bilbotour. Como buen turista, por supuesto, me llevé un recuerdo: la camiseta del proverbial lateral Unai Expósito (yo quería la famosa camiseta ketchup, pero desgraciadamente sólo quedaba en tamaño de niño)

Queda una duda: apelando al concepto creado por los chanantes Klamstein, ¿será éste el primer episodio de un viaje intermitente al País Vasco que me llevará en las próximas semanas o meses a Vitoria, Amorebieta, San Sebastián y Éibar?
No.

10 comentarios:

  1. Vaya, la fachada del estadio de las arenas parece todo menos la de un estadio de futbol...(por cierto, ¿es pequeño el campo no? lei por algun lado que poco mas de 1000 espectadores creo).

    Por otra parte...ya me extrañaba que hubiera perdido el Athletic, pero claro, ahora se explica, San Gafe estuvo alli...

    Y de nuevo, aplaudo la valentia y la paciencia del pobre Dadan, espero que los daños psicologicos que sufrio no sean irreversibles...

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  2. es que el estadio está "integrado" con un polideportivo y un gimnasio pijo (por eso es todo tan elegante, ya pondré más fotos). debe ser muy pequeño porque creo que sólo tiene una grada (como mucho dos), pero debe ser algo más de mil.

    y no soy gafe: mi corazoncito iba con el villarreal (sin que tenga nada en contra del athletic). hasta di suerte a los leones: dicen que la primera parte fue una de las mejores de la temporada (lo malo es que siguieron mi consejo de encerrarse atrás y pasó lo que pasó)

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  3. Bueno, no se me hizo largo, ¿eh? Lo que pasa es que sólo a ti se te ocurre quedar conmigo justo las horas en las que el Barça golea y el Madrid pierde celebrando un gol.... ay, Chimo, ay, que somos futboleros!!
    Al menos no te quejarás del paseo en coche que te metí por Bilbao...

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  4. jajaja Dadan yo de ti habría quitado del mapa a Chimo, porque no solo te perdiste las orgásmicas horas blaugranas, sino que fue a San Mamés y lo profanó. Te lo advierto Chimo, si un día vienes a La Rosaleda más te vale apoyar al Málaga jaja

    Un abrazo !!

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  5. yo no puse el horario! fueron las adversas circunstancias estructurales (que ver el barça está muy bien -aunque me daba pena ver al pobre levante ser masacrado-, pero ver un partido en san mamés está mucho mejor).
    y del paseo, sólo cosas buenas: rápido, confortable y didáctico.

    garrincha: tienes suerte de que málaga pilla muy lejos y de que el ave es muy caro. pero algún día iré, es inexorable y ¡esperad que ese día no os estéis jugando una final o un ascenso!

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  6. Chaval:
    ¡Que envidia, ya me gustaría a mí conocer San Mamés! (no mames, güey: sí, broma muy forzada).
    Por cierto, léete esto:
    http://www.eluniversal.com.mx/deportes/98371.html
    Y después dime si mis Chivas no se merecen un post en tu blog (aunque sea en el ultraconservador ese de 5-3-2).
    Saludos
    M.

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  7. Ke bueno tronko, vaya viaje que te echaste mas chulo, gracias por compartirlo.
    Bueno, salamanca es la ciudad más bonita del mundo, asi ke tampoco te andes desplazando mucho, allí es donde se viven las emociones más fuertes jejeje.
    Por cierto, la próxima vez que vayas a un partido de esos tío, haz una crónica en condiciones del partido en sí!!!
    venga, un saludo.

    PD:/Vaya huevos los tuyos de dormir en ese albergue yendo tú solo tronko jjejej

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  8. Pedazo de viaje que te marcaste, Chimo, y pedazo de final para el artículo.
    Nunca pensé que la ciudad de Bilbo Bolsón diera para tanto...

    PD: tú y tu maldita pasión por encerrarte atrás.

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  9. Que bien te lo montas, a mi Bilbao como ciudad no me dijo mucho la verdad pero ir a San mames vale la pena.

    Si vas a San Sebastian y se te ocurre ir a ver un partido a Anoeta, avisa para poner un dos en la quiniela, palmamos seguro.

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  10. ummmmmmm, si algun dia voy a Bilbao me gustaria echarme a la cara al Dadán Narval ese...XDDDDD

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