la semana de la india

Recogiendo el estilo del mítico Café fútbol (Diarios se nos adelantó en el homenaje) y como una forma de acercarme a uno de los países que más me atraen, en los próximos días, justo antes del parón navideño, recopilaremos una serie de artículos sobre el fútbol en la India

La India es un país que asusta por su enormidad en todos los sentidos. Tiene unas dimensiones más propias de un continente (más de tres millones de km2, unas seis veces España), atravesada por un mosaico de climas y paisajes, del Himalaya a las costas de Tamil Nadu; posee una historia y una cultura milenaria que ha dado joyas de la literatura y la filosofía y que ya planteaba problemas propios del postmodernismo bastantes siglos antes de Cristo. Cuna de religiones como el budismo o el hinduismo (que hoy conviven con el Islam y algunos núcleos cristianos), sus habitantes hablan lenguas pertenecientes a cuatro familias diferentes (para hacernos una idea, el sueco y el castellano pertenecen a la misma familia) y las tradicionales aldeas por las que abogaba Gandhi conviven hoy con universidades y centros de investigación punteros en el mundo de la informática. Aunque su nombre oficial sea Unión India, es tanta la variedad y diferencias (culturales, lingüísticas, étnicas, religiosas) entre sus distintas provincias y gentes que estamos casi ante un continente en minuatura.

Y a pesar de toda esa vastedad, de toda esa riqueza e inmensidad, de sus más de mil millones de habitantes, no hay forma de sacar a once tipos que pateen decentemente un balón.
Como se sabe, la India nunca jamás ha acudido a un Mundial. Estuvo a punto en 1950, cuando se retiraron el resto de sus rivales de grupo, pero entre la distancia (tocaba en Brasil) y, sobre todo, el veto de la FIFA a que sus futbolistas jugaran descalzos, no pudo ser.
A nivel asiático la India tampoco es gran cosa. A mediados de siglo XX nuestro país era realmente una potencia regional (ganó dos Juegos Asiáticos), pero en las últimas décadas su nombre no ha aparecido en ningún palmarés de las competiciones del continente (salvo en la llamada Copa Federación Asia del Sur, donde arrasa a rivales de la entidad de Maldivas y Bhután). Así que no extraña que la India ocupe el puesto 145 del ránking de la FIFA.
Podríamos pensar entonces que estamos ante un país que pasa completamente del fútbol y que se desvive en cambio por el siempre emocionante cricket. Pero no olvidemos que la cultura india es una amante de las contradicciones, que ha sabido conciliar, por ejemplo, el exclusivo sistema de castas con la democracia más estable de la región. Y así, aunque parezca raro, el fútbol gusta y mucho a este lado del río Indo.
El fútbol despierta pasiones en los estados de Calcuta (ahora Kolkatta), Goa (la antigua colonia portuguesa) y Kerala, donde es, de lejos, el deporte más seguido. Más datos: la llamada Copa Durand, que aunque desprestigiada, todavía se juega, es la competición futbolística más antigua del mundo tras la copa inglesa y escocesa y varios equipos que todavía sobreviven fueron fundados en el siglo XIX. El derby de Calcuta, entre East Bengal y Mohun Bagan llegó a reunir hasta a 130.000 personas en 1997 y en Goa patrocinar clubes es una forma muy útil para escalar en el mundo empresarial y político. Equipos como el Dempo Sports nunca nos desvelarán, ni los resultados de la liga india aparecerán en la Gazzetta, pero el fútbol existe en la patria de Nehru y Panini y con más raíces de las que podríamos sospechar.
En los próximos días, aunque sea a un nivel muy superficial, nos adentraremos en ese mundo del fútbol indio, exploraremos sus competiciones, sus equipos y derbys, sus estadios y sus historias. Que Savitar, el dios védico del impulso, nos guíe en este propósito.