el fútbol, el pcfútbol y yo

Puede parecer chocante y extraño por cómo he acabado y soy en la actualidad, pero si soy un apasionado del fútbol es gracias al videojuego llamado Pcfútbol. Por si algún incauto no lo conoce, se trataba de un juego de mánager en el que eras el presidente y el entrenador de un club, al que tenías que ir ascendiendo desde la tercera división fichando jugadores, construyendo su estadio y despidiendo empleados. Hoy no resistiría la comparación con los complejísimos Football Manager y similares, pero el Pcfútbol marcó un verdadero hito generacional en España.
Pero, antes de la versión 5.0 de este juego, antes de 1997, aunque resulte raro, a mí el fútbol no me tiraba demasiado.
Quizá porque de pequeño era lo más torpe que se ha visto en el patio de un colegio (y lo sigo siendo: de hecho, me llaman "el cáncer", porque fastidio al equipo en el que estoy). No es que fuera el típico niño sabiondo que abominaba el ejercicio en su torre de marfil, simplemente era malo con ganas, el típico al que eligen el último en los partidillos, al que ponen de portero (premisa falsa, ya que era menos peligroso lejos de mi propia área). Pero tampoco es un factor muy importante, en realidad de niño, tampoco es que pasara del fútbol: recuerdo ir cada dos semanas al fondo (cementoso) del Martínez Valero con unos amigos y coleccionar cromos de vez en cuando (bueno, creo que sólo en la 90/91, con Rocha en el Madrid y Hagi en el Barça).
Pero hacia los 13-14 años, ciertamente pasaba del fútbol (también recuerdo haber ido al cine con mis amigos mientras el resto del mundo disfrutaba de un Madrid-Barça). Y eso era preocupante, dado que a esa edad uno asienta su personalidad para el resto de su vida.
Por suerte, en 1997 mis amigos me inculcaron las bondades del llamado PcFútbol. Yo no tenía mucha idea ni de fútbol, ni de tácticas, ni siquiera de ordenadores; pero realmente me fue cautivando. No sé si porque era divertido o porque pasábamos tardes enteras riéndonos mientras jugábamos (tardes de viernes, el resto a estudiar, ¿eh?) o porque gracias al videojuego, uno ascendía en la escala social, pero el caso es que me iba enganchando.
Y con el enganche, uno se preguntaba más y más cosas y entraba en una curiosidad cada vez mayor, porque el jueguito y el fútbol te conectaba a una realidad mucho mayor. Y uno viajaba con la mente (y con el mapa) por Georgia, para fichar a un jugador barato, o a Suecia, o a México y a partir de ahí te interesabas por ese país. Uno se preguntaba por qué en Buenos Aires había tantos equipos o por qué existía una rivalidad entre Manchester y Liverpool y te interesabas por su geografía. Uno se preguntaba por qué aparecían esos símbolos en el escudo del Cagliari o el del Venezia y te interesabas por su historia.
Y con cada Pcfútbol (y sus extensiones, sus PcCalcio y PcPremier), cada año la pasión por el fútbol (y quizás lo más importante, todo lo que rodeaba a éste) crecía hasta llegar a hoy. Y hoy, un poquito por nostalgia (desgraciadamente, Dinamic, la empresa que hacía el juego, quebró en 2001) y por ganas de probarme, volví a instalar el PcPremier 6. He podido recordar todas las tardes de verano en mi casa jugando con mis amigos, los pequeños piques por fichar a un jugador, la difícil decisión de elegir a tu equipo (elegir al Scunthorpe o al Doncaster entraña numerosas consecuencias), las meditaciones sobre el lugar exacto que debe ocupar el extremo izquerdo (aunque siempre sospechábamos que el resultado dependía bastante del azar). A fin de cuentas, he repasado mis últimos diez años y un poco, me di cuenta de que, en una pequeña parte, soy como soy por culpa de ese dichoso juego.