homo heidelbergensis

Después de tanto tiempo (y aún no he podido regresar a mi verdadera casa) regreso por Salamanca y puedo sentarme un pequeño rato a escribir por aquí y contar algunas de mis aventuras (la mayoría no muy emocionantes) por el mundo. En todo este recorrido, uno de los lugares que más me han impresionado ha sido Heidelberg, una relativamente pequeña ciudad (ciento y pico mil habitantes), situada en el suroeste de Alemania.
Al contrario que Ciudad Real (con todos mis respetos), Heidelberg es uno de los lugares ideales para llevar a tu novia para pasar un fin de semana (tampoco mucho más) romántico. Enclavada (casi encajonada) en el verde valle que va trazando el río Neckar*, es una deliciosa, tranquila y pequeña ciudad universitaria (con un espíritu similar a Salamanca o Bolonia), dominada desde una colina por un castillo de piedra rojiza casi en ruinas. Pasear por la peatonal Haputstrasse o cerca del puente viejo al atardecer, cuando el sol hace brillar el rojo de los edficios es realmente bonito, siempre que puedas esquivar a las hordas de turistas...
Ante tanta belleza, no es extraño que los homínidos llevemos un buen rato por la zona. El llamado Hombre de Heidelberg, un antecesor directo del Neandertal (no del H.sapiens) estuvo correteando por ahí desde hace unos 500.000 años hasta hace unos 250.000.
Ciudad bonita, pero eso sí, fútbol poco... ni siquiera en la Oberliga...

*Sí, el mismo río que antes daba el nombre al estadio del Stuttgart.
Foto: Univ. Heidelberg