canallas y leprosos

Este domingo, en el bonito (y enorme) parque de la Independencia de Rosario se ha jugado el clásico que divide la ciudad, el de Newell's Old Boys contra Rosario Central. Y no exagero con lo de dividir por completo la ciudad. Por todas partes se encuentran postes de luz o papeleras pintados con los canónicos rojo y negro o azul y amarillo. O grafitis realizados por gente del NOB con un altavoz tachado, pues cuenta la leyenda (a todas luces falsa) que un día en el estadio de Central se tuvieron que poner esos parlantes para que el equipo no se quedara sin aliento. O pintadas en las que aparecen retratados los mitos canallas, como el Che, o el actor Olmedo o Fontanarrosa.
Un nuevo clásico (y ya son más de cien años) entre los leprosos contra los canallas, cuyos curiosos apodos responden a una historia bastante conocida: en los años 20, ambos clubes fueron invitados para participar en un partido con el fin de recaudar fondos para los enfermos de lepra del Hospital Intendente Carrasco. Los de Newell's aceptaron gustosamente el gesto, mientras que las autoridades de Central rechazaron la invitación, a partir de lo cual, unos quedaron tildados para siempre como leprosos y los otros como canallas.
Regresando al presente, el partido, aparte del morbo típico de estos encuentros, reunía a dos equipos en peligro: Central estaba realizando un desastroso campeonato y ocupaba las últimas posiciones, mientras que Newell's, a pesar de un comienzo brillante, seguía con la calculadora del descenso por ese endiablado sistema de los promedios.
Y ganó Central, con gol (de penalti) del colombiano Arzuaga y con el mítico Kily González en sus filas. Ganó, por suerte y alegría para el que escribe, porque desde que apoyo a este equipo no había hecho otra cosa que perder y varios argentinos estaban empezando a pensar en partir mis piernas...

Foto: La Nación