domingo, 29 de julio de 2007
en la fiesta de ferro
Ayer, Ferrocarril Oeste, el histórico club del barrio de Caballito, cumplía nada menos que 103 años y organizaba una pequeña fiesta para organizarlo. Así que, sin nada mejor que hacer un sábado por la mañana, tomé el subte para compartir la celebración, vivir la fiesta y tomar algunas fotos de un estadio que se levanta justo en el centro geográfico de la ciudad.
Quizás el hecho de que no dudara ni en un momento en ir fuera que es precisamente esa faceta lúdica-cultural-social la que más me gusta y atrae de los clubes argentinos; porque justo así es como recogen el sentido original, familiar, cercano de la palabra club: asociaciones que, más allá de lo futbolístico y lo profesional, tienen un fin social, funcionando un punto de encuentro de personas y experiencias. En España, por ejemplo, ser socio del Real Madrid o de la UD Salamanca te da derecho, como mucho, a ver los partidos del equipo profesional y algún pequeño descuento en la tienda oficial. En Argentina, en cambio, ser socio de River o de cualquier pequeño equipo, te da además la posibilidad de usar sus intalaciones, de pasar la tarde en su cafetería, de ir al gimnasio o de participar en alguna actividad cultural que se organice, como teatro o concursos de pintura o clases de la habilidad más desconocida que se pueda pensar.
Ferro ganó dos campeonatos a principios de los 80 y de su cantera han salido grandes como Héctor Cúper o Ayala, pero hoy se ha convertido en un modesto de lo que sería la segunda división. Pero si hacemos caso al gran Robert Putman y a la importancia que da al capital social para la convivencia cívica, Ferro es algo muy grande. Y las decenas de amigos que disfrutan de las hamburguesas y demás carne al sol en los alrededores de la cancha lo saben muy bien.
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Chaval:
ResponderEliminarEn primer lugar, gracias por escribir algo sobre tu estancia en Argentina. (Bueno, en realidad el agradecimiento también es por darle una pausa a las entradas sobre ciclismo, jejeje).
En segundo lugar, coincido contigo sobre los clubes argentinos. Ciertamente, aunque nunca he estado ahí, esa convivencia social (capital social, según la academia) es algo que me seduce mucho de la Argentina. Por cierto, que la peli de Luna de Avellaneda trata sobre ese tema.¿Ya me conseguiste al autógrafo de Ricardo Darín?
En tercer lugar, ya revisé las entradas anteriores de mi blog y, tienes razón, has escrito comentarios. Incluido el chismógrafo. Te lo agradezco y prometo que, en cuanto el tiempo me lo permita, los responderé.
Saludos.
M A N U E L
Pd. Lo que no entiendo es porque se publican entradas en tu blog en días que no corresponden al que estamos viviendo. ¿Es tanta la diferencia horaria entre Argentina y Europa, estás viajando por el tiempo, o la Matriz te está haciendo una mala pasada?