adiós muchachos

De nuevo en Ezeiza, ahora listo para volver a España, si Aerolíneas Argentinas tiene a bien llevarme en la hora. Lo de mi estancia en Buenos Aires (y alrededores) fue corto (apenas un mes y medio), pero intenso: no sólo en lo académico (y no me estoy refiriendo a la Academia de Racing ni de Central), que a fin de cuentas es algo banal, sino sobre todo en lo personal. He conocido gente excepcional, me han tratado bien, he comido más pasta y más milanesas que en toda mi vida, he visto fútbol hasta hartarme (bueno, no tanto) y, sobre todo, me he reído muchísimo, hasta en los malos nomentos. Si no fuera porque ahora vuelvo con la gente más importante en mi vida (y ya va siendo hora), me iría realmente mal y triste.
Pero dos cosas para la esperanza (de regresar temprano). Como dijo Perón: "llevo en mis oídos la más maravillosa música, que para mí es la voz del pueblo argentino (y la de los Beatles)". Y como dijo Evita, después de invertir su dinero en la construcción: "Volveré y seré millones".