¿por qué tú?

Llegué a la noticia de forma indirecta. Leí que alguien te criticaba. No sabía por qué, creía que simplemente era un resentido por tus victorias, alguien que no podía entender la grandeza de caer y resucitar, volver a caer y volver a triunfar. Aún así comencé a sospechar y al poco tiempo lo confirmé: te habías dopado, te habías hecho una transfusión de sangre justo para la contrarreloj que tan brillantemente ganaste. Y reconozco que estoy fastidiado. No diré que estoy desilusionado, como un niño que descubre en qué consisten los Reyes Magos, porque no es la primera vez y ya he recibido varios palos parecidos en estos años. Pero realmente me ha dolido, porque creía en ti, porque creía que tú eras uno de los pocos que de verdad valía la pena seguir y perder mi tiempo siguiendo tus aventuras. Porque me he emocionado con aquellos ataques tuyos romanticos y alocados haciendo sufrira Armstrong, porque creía que eras el líder de un equipo, el Astaná, que enterraba todo lo malo del Liberty, porque te aplaudí cuando ganaste la Vuelta a España con tu estilo fuerte, vehemente, impeturoso y porque, sinceramente, te estabas convirtiendo en mi ídolo, con tu lucha irracional por seguir en el Tour tras tu terrible caída, cuando apenas podías andar y recorrías kilómetros y puertos ya de por sí inhumanos. Y por hacerlo, además, ganando, venciendo etapas ante la incredulidad de todos.
Sí, la verdad es que estoy fastidiado, Alexander, porque creía en ti y no creas que hay muchos referentes en tu mundo.

Foto: web oficial de vinokourov