La pasión de los argentinos por el fútbol es tan grande que le han dedicado una calle (y además, en el elegante barrio de Recoleta) y una estación de metro (subte) al joven Kun Agüero, quien realmente lo merece por el gran Mundial Sub20 que está realizando. Y casualmente, durante este mes y medio en Buenos Aires, yo vivo ahí, en un pequeño estudio (o departamento monoambiente) en el cruce con la calle Peña.
En realidad, no es tan casual que viva en esa calle. El año pasado la recorría todos los días para hacer el recorrido que va desde la parada de metro a la Biblioteca Nacional. Y un poco, de tanto pasar por ella, me encariñé de ella. Lo que sí fue casual es que pudiera encontrar un piso de alquiler en ella a un precio asequible (obviamente, como manda mi estilo, lo solucioné pocos días antes de llegar) y así poder estar tan cerca (astronómicamente cerca teniendo las dimensiones de la ciudad) del lugar en el que tengo que trabajar (relativamente).
Antes de que cualquier argentino culto y de bien me diga que la calle Agüero no se llama así por el delantero del Atlético de Madrid, lo digo yo (aunque no sé qué hará un argentino culto y de bien perdiendo el tiempo leyendo esto). Pero mi tontería no es ninguna exageración: ayer, en Avellaneda, inauguraron la calle dedicada a Ricardo Enrique Bocha Bochini, el ídolo de Independiente de los años 70 y 80.
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