Parecía imposible (llevaba varias jornadas en puestos de descenso y no dependía de sí mismo en el último partido), pero el Elche Ilicitano (filial del Elche CF) se ha salvado de bajar a Regional Preferente y permanecerá un año más en Tercera División. No soy quién para comentar y criticar qué ha ido bien y qué ha ido mal este año en el Tano, porque apenas he podido ver un partido (el primero de la temporada) y casi no lo he seguido por la prensa. Pero realmente han sido unos meses de sufrimiento, mayor incluso que el que ha proporcionado el primer equipo.
Es cierto que lo principal de un filial es formar a los nuevos jugadores (aún así pienso que se debería crear una categoría especial e independiente para estos equipos) y no tanto los resultados; pero el Ilicitano es un filial especial al que hay que cuidar: no hace tanto (o quizás sí, ya hace unas cuantas décadas), el Elche jugaba en primera y el Ilicitano se enfrentaba en segunda a rivales como el Sevilla. Por suerte hay motivos para esperar un futuro más tranquilo: el equipo ha vuelto a recuperar su nombre histórico (tras unos años llamándose Elche B) y su bonita camiseta totalmente verde y a pesar de los malos resultados varios jugadores (especialmente Calderón) se han dejado ver por el primer equipo.
Lo más importante es que mi amigo Inoto continará su carrera como el segundo mejor fisioterapeuta de la historia del Ilicitano. El mejor fue, sin duda, mi padre.
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