presidentes calderón

Si fuera politólogo (que no lo soy) diría que la evidencia empírica que manejo demuestra que si eres presidente (o lo vas a ser) y te apellidas Calderón, lo vas a pasar francamente mal. Y si no, que se lo pregunten a Ramón Calderón, presidente del Real Madrid y a Felipe Calderón, presidente electo de México; ambos cuestionados por culpa de unas elecciones un poco raritas.
En las elecciones para el Real Madrid la cosa pintaba tan mal que una jueza (¿o una juez?) decidió que se debía suspender hasta mejor momento el recuento del voto por correo. Y como no se contó, quedó elegido Ramón Calderón, que sí, es presidente, pero con una legitimidad mermada y pendiente de que algún día a la jueza le dé por recontar el voto por correo.
Lo de México quizás sea más grave (a pesar de todo, hay más mexicanos que madridistas). En un país donde el fraude electoral ha sido una institución más practicada que la de comer tacos (ver lo sucedido en 1988, cuando casualmente los ordenadores que llevaban el recuento se colgaron en el momento en que la oposición parecía ganar), en julio se celebraron unas elecciones en las que el candidato Calderón aventajó por unos miles de votos (y según datos oficiales) al candidato López Obrador. El tal López Obrador (AMLO para los amigos) montó un pollo enorme (en forma de campamento que ocupaba el centro de DF), defendiendo que había sido víctima de fraude y proclamándose presidente legítimo. Así que está por ver si nuestro amigo Felipe Calderón pueda asumir como presidente en diciembre.
Felices tiempos aquellos en los que te podías llamar Calderón y ejercer de presidente tranquilamente... En aquel entonces hasta te dedicaban estadios como el del Atlético de Madrid.