martes, 18 de septiembre de 2012

cinco de cinco

Cinco victorias en los cinco partidos que lleva la temporada. Pleno de puntos. Líder en solitario. Juego atractivo. Da non credere, diría, si tuviera alguna idea de italiano. Y es cierto: ni yo, sempiterno esperanzado del equipo, ni creo que nadie esperaba un comienzo así, perfecto. El Elche de Escribá pulverizó el sábado el buen inicio del año anterior (donde se cosecharon tres victorias) e igualó el mejor arranque del club en Segunda División (que, en su día, significó un ascenso). Nadie recuerda algo así en la ciudad, más que nada porque ese único precedente se sitúa en la temporada 1958/59, hace ya 54 años.

Ha llovido desde entonces, al menos todo lo que permite la rácana meteorología de la cuenca mediterráneo. Aquel era el Elche de César, el que, como dice el himno, en dos años ascendió a Segunda y a Primera. Pero para llegar hasta ahí hubo que trabajar y mucho. El Elche de mediados de los 50 era un club que resurgía de sus cenizas tras una etapa en la que se tocó fondo en el abismo de la Tercera División, con un casi total abandono, al borde de la desaparición. Lo salvó de la muerte la fórmula de la Cooperativa, en la que los propios jugadores gestionaban la marcha del club de forma solidaria, consiguiendo mantener las constantes vitales del equipo. Tras conseguir la estabilización y asegurar la supervivencia del club, se intentó dar un paso más allá: se fichó a César, vieja gloria del Barça, que en sus últimos coletazos como jugador (y sus primeros como entrenador) aún tuvo la fuerza suficiente para devolver a la categoría de plata al equipo y, un año más tarde, en la mencionada temporada 58/59 conseguir el primer ascenso a Primera de la entidad. Un bonito cuento de superación para estos tiempos de crisis.

El Elche actual aún no tiene un relato, pero ya ha conseguido mucho. Señala el técnico Escribá que ahora sólo estamos un poco más cerca de la derrota y no le falta razón. Vendrán tiempos difíciles. Jornadas en los que esa pelota que ahora entra ahora fácilmente no quiera colarse más, riéndose de cualquier sesudo análisis futbolístico. Vendrán también lesiones y bajones físicos en una plantilla que, ojalá no sea cierto, parece depender mucho de ciertas figuras para rendir de forma óptima. Pero eso vendrá más tarde. De momento, lo que queda es la recuperación de la buena imagen mostrada ante el Sporting de Gijón, con esa delantera que es un avispero en la que hombres como Xumetra o Coro aparecen desde cualquier lado. Queda también que no todo pasa por Carles Gil, ausente el sábado por lesión; que hay hombres de recambio, como Mantecón o Palanca; que el equipo puede jugar con registros diferentes (como lo hizo en su primer partido ante el Córdoba) y que, poco a poco, los lesionados, como Powel, van reincorporándose. Toca disfrutar de un gran récord, sabiendo que este camino es muy largo, pero también que hay bastante material en las alforjas para poder recorrerlo.

Foto: La Verdad.

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