sábado, 12 de febrero de 2011

mi once ideal

Artículo publicado en Café fútbol


Martín, con una buena iniciativa, me pide que elija a mi once ideal de la liga española y uno está tentado en un primer pensamiento de poner tal cual un once del Barça, reforzado quizás con alguna figura del Real Madrid. Eso, al menos, sería lo racional y práctico, pero ya aprendimos hace tiempo que el fútbol es ante todo sentimiento y que si nos acercamos a él, al mismo es mi caso, es tan sólo para sacar alguna lección para la vida. Así que me lanzo y opto en primer lugar por elegir mi sistema de juego que, como no podía ser otro, es un 5-3-2, que no, no necesariamente es una estrategia cobarde, porque los sistemas condicionan, pero al final son las personas los que le dan vida. Y para completar este once, escojo, lejos de estrellas y grandes vencedores, a tipos a los que les ha ido bien o mal, gente más o menos corriente, pero de la que se puede extraer alguna enseñanza.

En la portería sitúo a Diego López, guardameta del Villarreal, que se quedó fuera del Mundial, pero que a pesar de todo ha sabido conservar su sobriedad y es una de las razones del buen momento del equipo amarillo.

En los laterales escojo a Arbeloa, un tipo siempre bajo sospecha, siempre oscuro, siempre sin una palabra más alta que otra, pero que es campeón del Mundo y se ha ganado la titularidad en todo un Real Madrid. Y por razones similares, para la banda izquierda pondría a Koikili, alguien que supo quitarse la etiqueta exótica de llegar desde la lucha grecorromana y desde el Sestao y que permanece cumpliendo como titular pese a los muchos sustitutos que se le han buscando.

Mi trío de centrales sería para Ballesteros, Colotto y el "Cata" Díaz. Elijo a Ballesteros, porque, tras su fama de leñero, en esta pequeña segunda juventud antes de la retirada ha sabido redimirse y aportar experiencia y cabeza para el Levante. El caso del "Cata" es similar: pese a sus mala reputación, que llegó a altas cotas tras el último partido contra el Madrid, no había sido expulsado por roja directa en las tres últimas temporadas. La pasada campaña, por ejemplo recibió siete amarillas... mientras que el fino y nada sospechoso Pedro León llegó a nueve. Y por último Colotto, alguien que no era un habitual indiscutible en las últimas temporadas del equipo de Riazor, pero que, paradójicamente, se resolvió como el goleador en uno de los peores momentos de su Dépor.

En el trivote coloco a Bruno, del Villarreal, que llegó sin hacer ruido y sin grandes alborotos, y que está supliendo el hueco de una leyenda del equipo como es Senna. Escoltándole, dos casos opuestos: Cigarini, que llegó de Italia para aportar toque, criterio y calidad, para acabar ni siendo convocado en muchas ocasiones, y Romaric, mediocentro aparentemente tosco y físico que se ha revelado como la estrella del Sevilla en la Copa del Rey.

Y finalmente, para la punta, dos jugadores que comparten muchas de las características de los anteriores: Rossi, por el que no se desviven los grandes de Europa, pero que silenciosamente marca y marca sin parar (ya van nada menos que 12 en 20 partidos) y junto a él, como símbolo y metáfora de todos, Gonzalo Higuaín. Sí, definitivamente, Higuaín es la mejor síntesis de mi once ideal y, en parte, de mi ideal en la vida: alguien que no es el mejor, que no destaca especialmente en ningún aspecto, alguien no especialmente hábil, no especialmente rápido... pero que consciente de sus carencias, ha sabido sobreponerse a todo hasta conseguir ser el delantero titular del Real Madrid. Y aquí, al final, de lo que se trataba no era de escoger al tipo que mejor gambetea y al extremo que mejor la coloca, sino de era de encontrar alguna parábola para aplicarla en la vida.

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