la revolución ilicitana

Ni siquiera después de una de las mejores temporadas que se recuerdan (sextos, con posibilidades de ascenso hasta las últimas jornadas) los aficionados del Elche podemos pasar un verano tranquilo. Cuando lo lógico hubiera sido mantener el bloque y retocarlo con algunos refuerzos, llegó la revolución y medio equipo tuvo que hacer las maletas. Contra el tópico de que es más fácil echar a uno que a once y que el entrenador es la pieza más débil, acabada la temporada se pasaron los recibos de la guerra que se había desatado entre Domingo Sevillano, representante de muchos de los jugadores y antiguo asesor del presidente, por una parte, y la directiva y Bordalás por la otra. Dependiendo de qué lado estemos haremos caso a una u otra versión: para los jugadores de Sevillano, el técnico era un maleducado e insensible que había roto la armonía del vestuario y los colocaba en posiciones en las que no rendían. La directiva, enfrentada a su ex colaborador, no perdonaba en cambio el motín que organizaron contra el entrenador y su sospechoso bajón de rendimiento final.

Sea por las causas que sea, lo cierto es que la limpia en el vestuario llegó. Se fueron puntales del equipo como el pichichi Jorge Molina (éste, en realidad, por razones económicas) y su pasador Juli, con el que tenía una conexión casi telepática desde sus años en el Alcoyano. Trejo y Ximo Navarro regresaron tras su periodo de cesión, Charpenet, Patri y Paco Esteba se fueron sin más pena ni gloria, mientras que las salidas de Crespí, Tena o Usero fueron algo más tormentosas.

A cambio, el Elche de este año presenta con un grupo hecho a imagen y semejanza de su entrenador: de hecho, muchas de las novedades coincidieron con Bordalás en aventuras pasadas. Para el lateral derecho llegan Vasco Fernandes, del Celta, y Carpio, del Alcoyano; mientras que para el izquierdo, quizás la posición más vulnerable del equipo, llega del Rayo Edu Albácar, maestro además en el balón parado. El centro de la defensa se ha reforzado con Etxeita, Verdés y Pelegrín, que se disputarán un puesto con el fijo Samuel.
La mitad del campo es quizás la zona con más cambios. Wakaso y Acciari permanecen en el eje, pero a ellos se suman una legión de mediapuntas nuevos: Palanca (sí, el de aquel Barça-Madrid), Xumetra, el pequeño Quero, David Sánchez y Mantecón. Por último, a la delantera, vulnerable tras la marcha de Molina, llegan ahora Ángel (único ariete en toda la pretemporada), el repescado Perera y un Bodipo que puede ser la guinda del proyecto o, dada su edad, un nuevo renaldinho ilicitano.

La apuesta ha sido fuerte y ha calentado a más de un sector de la afición, pero si Bordalás logra hacer funcionar el bloque que tiene en mente este año puede ser grande para el Elche.