martes, 31 de agosto de 2010

¿otro año de mediocridad en italia?

Artículo publicado en Café fútbol



Qué difícil es pontificar verdades confluyentes en un mundo en el que todo depende de los caprichos de un balón. Y todavía lo es más en Italia, país en el que es complicado maltratar y gestionar peor el amor por el calcio y que, sin embargo, celebró el triunfo en la última Champions League. Que el título conseguido por el Inter sea una flor en el desierto o que sean los brotes verdes de una nueva primavera es discutible, pero todo parece una vez más encaminado para que vivamos un nuevo capítulo de la decadencia del fútbol italiano. Salvo temporadón épico, Alemania superará a final de año a Italia en el coeficiente Uefa, perdiendo así esta última la cuarta plaza de Champions; las estrellas mundiales no suspiran por incorporarse a los clubes italianos (salvo Ibrahimovic, fanático confeso del Milan -y de 230 equipos más- desde el momento de su concepción) y ni siquiera el imán del Inter consigue atraer (y retener) a los cracks. Por si fuera poco, la violencia y el ambiente cargado sigue reinando en los viejos estadios (viejos, pero construidos muchos en los 90) y medidas como la discutida tessera del tifoso no parece que vayan a revertir una situación que aleja a la gente de las gradas. Y para rematar, el desastre del Mundial de Sudáfrica y una candidatura para la Euro 2016 que suena más a quimera que a convicción han tocado seriamente la autoestima italiana.

Pero si por masoquismo dejamos a un lado todas estas cuestiones y pasamos a lo estrictamente futbolístico, lo que más llama la atención de esta nueva temporada es el baile de entrenadores, que salvo a la Roma han experimentado todos los grandes. El Inter se presenta nuevamente como el gran favorito para llevarse la victoria final, ahora con un Benítez que apenas hará retoques en el gran edificio construido por Mou. Apenas hay caras nuevas (salvo Coutinho), en un verano marcado por la continuidad del bloque (a excepción del polémico Balotelli, que el tiempo dirá si su venta al City fue un error como el de Roberto Carlos o un alivio para la armonía del grupo.).
Todo lo contrario para una Juve que ha revolucionado su equipo para que responda al ideario compacto y de contraataque de Gigi Del Neri. Se pierde la fantasía de Diego, que, como todo el equipo, no cuajó una buena temporada y a cambio llega la velocidad y la apertura de bandas que ofrecen Pepe, Lanzafame y Krasic. Del Nápoles arriba Quagliarella, mientras que Aquillani regresa a Italia para ser el timón del equipo turinés y el mundialista Bonucci refuerza un centro de la defensa en el que ya no está Cannavaro.
En el Milan siguen los años de vacas flacas y de nula renovación de una plantilla ya envejecida muchas temporadas atrás. La llegada de Ibra puede reactivar la ilusión de un club en decadencia que todavía demuestra una regularidad que no ha tenido, por ejemplo, la Juve. Al nuevo equipo de Allegri llega también KP Boateng para dar pulmones en el centro del campo, junto a un no tan joven Yepes y el griego Papastathopoulos, presentado por Berlusconi como el central que supo frenar a Messi en el Mundial (?). Si Silva, Pato, Flamini y Borriello alcanzan un gran nivel, puede ser un año interesante para los rossoneri.
Protagonista de una remontada que casi le lleva a dar la gran sorpresa de la temporada, la Roma retoma su actividad con el mismo bloque que el año anterior. Llega un Adriano con sobrepeso, un buen Burdisso que ya estuvo cedido la temporada pasada y un Simplicio que dejó buen sabor de boca en Palermo. Quizás no sea suficiente para una Roma que se vio superada una vez más por el Inter en la Supercopa italiana y que tiene también el gran reto de la Champions, pero que seguro estará arriba si por fin explota el francés Menez.

Del resto, habrá que estar atento a la Samp agónica que rozó entrar en Champions tras una gran remontada ante el Werder y que conserva la magia de Cassano y Pazzini, a un Nápoles que pierde a Quagliarella y Cigarini pero gana con el uruguayo Cavani, a un Genoa muy renovado con Toni, el prometedor central Ranocchia, el portero Eduardo, nuestro Chico y Rafinha, a una Fiore que quiere relanzarse con Mihajlovic y a un Palermo y a un Parma que hará las delicias de los parabólicos, con Pastore y Maccarone los primeros y con Bojinov, Giovinco y Marques los segundos.

Con estos mimbres y con la esperanza de que poco a poco todos (dirigentes, aficionados, políticos) vayan corrigiendo los errores pasados puede que dentro de no mucho el fútbol italiano recupere su prestigio en unos años.

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