mi giant

A veces se necesita un buen compañero de viaje. Desde hace aproximadamente un mes, cuento con una buena compañía y una buena aliada: una Giant Talon 1. Una bici de montaña rígida (hardtail, las llaman, por no tener suspensión trasera), que, para entendernos, vendría a ser de clase media. Elegí Giant por una cuestión de relación calidad/precio y presupuesto (la marca taiwanesa -no estadounidense, pese a las apariencias- fabrica a precios muy competitivos y se está comiendo el mercado) y también por una cuestión sentimental: son las bicis que usa el equipo Rabobank. Y la elegí de ese estilo más tradicional (que no anticuado), porque, a fin de cuentas, no me voy a poner a hacer descenso ni a pedalear por caminos impracticables.

Los inicios con ella, como suele ser habitual, fueron un poco extraños. Para alguien acostumbrado a la bici de carretera y a una posición casi tumbado, pasar a pedalear mucho más erguido y con los brazos tan altos resultada muy raro. Pero al cabo de un par de días sólo se notaban las ventajas, especialmente con los frenos de disco: acostumbrado a los cantilever (los frenos de toda la vida) desgastados, que había que apretar progresivamente, la respuesta instantánea y precisa de los de disco es una pasada. Llevar el manillar alto, además, te permite mejorar la dirección, haciendo más fácil girar la rueda delantera, aunque todavía tengo que pulir mucho mi posición sobre ella. No sé qué desarrollo llevo, pero sí que sé que es lo suficientemente amplio como para superar rampas del 15% en plan paseo (y a mi diferencia de mi vieja Sunn, con la que tenía que ir con desarrollos sueltos, ésta siempre me pide bajar piñones en los llanos). La suspensión es regulable desde la misma bici (aunque parezca raro, suelo ir más sin ella que con ella) y la tengo puesta en modo conejito con suave toque de tortuguita (esto va en serio).

No es la mejor bicicleta del mundo, pero es la mejor bicicleta que he tenido. Habrá que estar a su altura.

Por cierto, gracias a mi madre por la financiación!