domingo, 22 de noviembre de 2009

cádiz 2009


Una es un caso aislado, dos es continuidad, tres ya es tradición. Por tercer año consecutivo, fui a la bonita (aunque estrecha) ciudad de Cádiz, con el objetivo de hablar de mis cosicas en el Seminario Nuestro Patrimonio Común y pasármelo bien. Esta vez tocó (aprovechando que el congreso trataba de 1989 y la caída del Muro) tratar el tema de las elecciones internas del peronismo en 1988 (sí, ya sé que quizás la cosa se aparta de la crisis de los socialismos reales, pero se debe valorar la proximidad temporal de los hechos; aparte de que gente como María presentó cosas sobre la guerra entre España y Marruecos). Lo curioso del caso es que para ilustrar la sorpresa que supuso el resultado de esas elecciones (en las que Menem ganó al favorito Cafiero) sólo disponía de ¡6 minutos! , por lo que fue una de las conferencias más rápidas de la historia (y hasta sobró tiempo). Para que se entienda, se ha puesto de moda en los congresos diferenciar las ponencias de gente "consagrada", que suelen durar entre media hora y una hora, y las comunicaciones de la gente "joven", de unos diez minutos.

Este año la novedad era que viajaba acompañado de mi amigo Aurelio. La cosa, todo hay que decirlo, no empezó bien: el hostal que habíamos reservado tenía una oficina que no destacaba por su salubridad y Aurelio empezó a mirarme con cara de odio y preocupación. Todo cambió cuando resultó que el hostal no era hostal, sino un apartamento con varias habitaciones, salón, cocina, terraza, un magnifíco sillón y en primera línea de playa. Por lo demás, los días (dos) fueron plácidos entre conferencias (las justas), paseos entre baluartes, gatos (no en el sentido argentino), cazón en adobo (por fin sé cómo se llama esa cosa que parece pescado, que es pescado, pero que no sabe a pescado), la ampliada tienda del Cádiz CF (por primera vez, no compré nada), billar (retirándome invicto a pesar de no tener ni idea) y baños en el Atlántico (sí, estaba fría).
Lo más interesante de todo el viaje es que, al llevar americana y camisa, la gente nos respetaba, ya que, sin más cambios en nuestro interior, de chavales pasábamos a ser señores. Dejas 60 céntimos vestido con una camiseta del Real Unión y el camarero te mirará de manera hasta desafiante. Dejas 60 vestido de camisa y (como realmente nos pasó) el camarero te dedicará la sonrisa más abierta y franca de su vida (y podemos asegurar que por la noche le contó a su esposa: María, han venido unos... ¡señores! y me han dejado ¡60 céntimos!). Será cosa de empezar a vestir bien... y de planchar.
Y por si fuera poco, nos llevamos 5 números de la revista Historia Actual por el increíble precio de 15 euros (bueno, los 15 euros los entregamos y nos dijeron que ya las recibiríamos por correo, si eso... quizás no fue tan buen negocio...).
El año que viene, más (posiblemente).

3 comentarios:

  1. Has olvidado comentar vuestra valiosa adquisición para mi persona, esto es, una bolsa de picos Ye-Ye (a recomendación de mi hermano, pillastres).
    Lo de la americana es verdad, sobre todo lo de que el camarero habrá visto colmada su vida de felicidad.

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  2. ¿que, te gusto el bienmesabe o no? Si dices que no igual te dejo de hablar...pero comentalo con libertad eh :-)

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  3. ¿Te vas a creer que por tercer año consecutivo no comí bienmesabe? es que no lo veo "anunciado" por ningún lado...!

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