domingo, 25 de octubre de 2009

mi derrota en los despachos


Qué amargo es luchar contra la razón de las burocracias cuando éstas se empeñan en imponer su verdad por encima de cualquier lógica, cuando éstas tiran a la basura horas y horas de esfuerzo respondiendo a quién sabe qué oscuros intereses (?). Dicho esto (que ya retomaremos), pasemos al tema: el domingo pasado se disputó la I carrera popular Cise (Ciencias de la seguridad) en Salamanca, una bonita prueba de 7 kilómetros que atravesaba el centro de la ciudad (y sus cuestas) y muchos de sus monumentos (la fachada de la Universidad, las catedrales, el puente romano,...).

Tras una semana entre algodones por culpa de un catarro leve, me presenté (sin imperdibles) en la línea de meta con mi camiseta inglesa patrocinada por Nationwide junto con mi amigo Aurelio y su hermano. Después de una salida de lo más tranquila y sin disparos y después de un kilómetro y pico llano a ritmo más bien lento, comenzó un tramo de fuertes subidas que nos permitió recuperar posiciones. Tras la rampa de Tentenecio y justo frente a la Universidad y su rana se encontraba la meta volante de mitad de carrera. Ahí lancé un sprint terrible que Aurelio interpretó que era con la intención de mejorar mi clasificación, pero que simplemente obedecía a que pasaba por ahí una rubia muy rápida. Cuando el ritmo de la rubia se hizo insoportable, me reintegré con Aurelio para afrontar la segunda parte (llana y cercana al río Tormes) de la carrera. A falta de aproximadamente un kilómetro, en el terreno quebrado del campus, me fui de mi amigo y fui remontando a gente. Acelerando en la última recta, sólo quedaba un pequeño esfuerzo más: doblar en la última curva, correr 5 metros y pasar por la meta. ¡Pero no! Resulta que nada más doblar uno se encontraba con una enorme cola de gente y había que frenar en seco o te estampabas ante el tumulto.

Después de unos dramáticos segundos (eso de frenar en seco casi hace que saque lo mejor de mí), apareció Aurelio y juntos pasamos por delante de un tipo que miraba nuestros dorsales... con la mala suerte de que el tipo era quien controlaba las posiciones (no había chips ni tonterías de ésas) y con la mala suerte de que vio antes a Aurelio (y a unos personajes imaginarios) que a mí.
En conclusión, que oficialmente y para la posteridad, mi amigo Aurelio acabó la carrera varios puestos (?) por delante de mí (como se puede observar en la lista oficial -yo soy el dorsal 154; Aurelio, el 155). Pero yo, víctima de la cruel burocracia, sé que le gané de forma casi honrada. Al menos cumplimos nuestro objetivo: no quedamos últimos (claro que quedar casi entre los 100 últimos de 508 tampoco es para estar muy orgullosos...) y hasta nos dieron una camiseta bastante elegante...

2 comentarios:

  1. Para la posteridad, como bien dices, quedará tu amarga derrota ante Aurelio. Una derrota muy a la italiana, por otro lado.
    Eso sí, atacar cuando pasaba la rubia es demasiado descarado y muy poco catenaccista por tu parte, que conste.

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  2. Puedes recurrir al TAS, no se me ocurre otra manera de deshacer semejante injusticia.

    El Elche de Bordolas funciona, deberíais cambiar el entrenador antes, ya vistes que el Hércules no pudo con nosotros.

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