martes, 22 de septiembre de 2009

sentido en sí mismo


Me sorprendí viendo la televisión con la llegada del pelotón a Madrid. Alejandro Valverde estaba feliz vestido de oro y los locutores hablaban de que por fin había despejado todas las dudas y había conseguido una vuelta grande. A Unzué le traicionó el inconsciente y dijo que se había demostrado que su pupilo andaba bien con o sin. Me sorprendí leyendo un periódico en el que alababan al ganador y comentaban su esplendoroso futuro de cara al próximo Tour y en el que parecía hasta natural todo lo que envuelve a ese turbio asunto del médico del Xacobeo. Donde aparecía el director de la carrera hablando del fenomenal éxito del evento, obviando cualquier crítica o cualquier referencia a los audímetros. Entonces entendí que el principal problema (si es que es un problema, porque no deja de ser una forma de supervivencia) es que el ciclismo se ha convertido en un sistema autónomo, independiente y autorreferencial, donde todo tiene sentido en sí mismo y donde la realidad externa no siempre rige.
Sólo desde ese punto de vista cabe la lectura de mirar hacia a otro lado y del aquí nunca ha pasado nada. Esa lectura que hace de Valverde un campeón serio y calculador, que por fin entiende que para ganar una vuelta grande a veces hay que sacrificar las pequeñas batallas. Es una lectura verdadera, pero incompleta, que sólo adquiere un significado cabal en este sistema de guiños y silencios. Pero es una lectura que pierde todo sentido cuando en Italia este corredor está sancionado por su relación con la Operación Puerto y cuando el TAS puede extender dicha sanción a todo el mundo este mismo mes de noviembre. Pierde sentido cuando este corredor, en vez de dar un paso adelante y permitir que comparen la sangre de la bolsa sospechosa con la suya, se enreda y enmaraña el proceso aduciendo errores formales.
Sí, hay que defender la presunción de inocencia, pero cuando se presentan pruebas más que verosímiles y se huye, se pierde credibilidad. Y la credibilidad de Valverde, campeón de la Vuelta y favorito para el Mundial, es la credibilidad del ciclismo en su conjunto y esa falta de credibilidad es la que está matando este deporte. Matándolo o convirtiéndolo en una metarrealidad que sólo interesa a sí mismo.
Me sorprendí, entonces, viendo a Valverde en el podio, junto a un Samuel y un Evans que nunca harán comentario alguno sobre el famoso perro Piti, por mucho beneficio que podrían sacar de ello. Mi yo más crítico me preguntó que qué hacía pasando la tarde así. Mi yo más cínico le respondió diciendo que olvidara todo y disfrutara del espectáculo.

3 comentarios:

  1. Chapeau Chimo, sabes que en esto opinamos practicamente lo mismo...

    EL triunfo de Valverde, malo para el ciclismo, y ese mirar a otro lado del peloton español, terrible, terrorifico para su credibilidad. Porque puedes que no seas culpable, pero como minimo te conviertes en complice...

    ResponderEliminar
  2. Articulazo.
    Cierto es que yo tiro mucho hacia Valverde, pero eso no me hace mirar para otro lado: debería colaborar con la justicia si tan seguro está de su inocencia. Otra cosa es que el delito haya prescrito (son cinco años ya, no sé si cuenta).
    Por cierto, pude ver la Vuelta en directo, justo en el último paso por la glorieta de Atocha.

    ResponderEliminar
  3. Muy buen chimo, muchos pensamos igual y así se hace difícil emocionarte con una gran etapa de montaña o con un triunfo de los nuestros.

    Yo era un loco del ciclismo hasta que estallo el caso Festina y demás, ahora lo sigo con bastante indiferencia.

    ResponderEliminar

el blog de chimoeneas ©Template Blogger Green fue creada por Dicas Blogger.

TOPO