otro schumacher

Se esperaba (yo el primero) a Cancellara. Quizás también a Millar o al regular Evans o incluso al agraciado Valverde. Pero apareció un sorprendente Schumacher (Stefan, no Michael) para llevarse la crono y el liderato de una sola tacada. Sorprendente por haber derrotado a los grandes favoritos, pero sobre todo porque el otro Schumi no es un verdadero especialista contra el reloj, sino más bien un tipo potente que lo puede hacer muy bien en carreras de un día. De hecho, quedó tercero en el pasado Mundial de Stuttgart, episodio agridulce, ya que poco más tarde empotró su coche contra la verja de un jardín, encontrándose en su sangre altas tasas de alcohol y restos de... anfetaminas (no fue sancionado ya que no está penado su consumo fuera de las carreras).
La nota negativa (más allá de la media decepción de Cancellara) la puso Alejandro Valverde, que acabó 23º, a quien Cadel Evans (en su línea, cuarto en la etapa) le metió 1:07 minutos. Un tiempo nada dramático, pero algo preocupante dada la evolución positiva que llevaba el murciano en esta disciplina (por ejemplo, venció a Evans en la crono de la Dauphiné), su gran momento de forma y la corta distancia que se recorría en esta contrarreloj.
Del resto, el luxemburgués Kim Kirchen (otro que no es especialista) tuvo un soberbio segundo puesto, Menchov recuperó lo perdido en el corte de la etapa pasada, Cunego hizo un gran tiempo para un escalador y Sastre hizo un papel más que digno. Romain Feillu, el líder, acabó en el puesto 169º. No se le puede pedir más: muchos ciclistas matarían por llevar el maillot amarillo por un día e hizo una media aproximada de 43km/h (si alcanzas esa velocidad en un sprint tendrás mi reconocimiento).