domingo, 20 de julio de 2008

hats off to cavendish?


Retomando lo que dijimos ayer, Mark Cavendish ha conseguido en este Tour algo increíble: ganar cuatro (sí, cuatro) etapas al sprint (es decir, la práctica totalidad de las etapas llanas). Algo increíble por la edad del chico (22 añitos), por su versatilidad (es campeón del mundo en la especialidad de pista americana y disputará los Juegos), por su superioridad respecto al resto de corredores (en su última victoria sacó casi dos bicis de ventaja respecto al segundo) y sobre todo, porque ganar un sprint no es sólo (más bien, casi nunca es) cuestión de fuerza: hay que estar colocado en el sitio justo en el momento justo, hay que tener la suerte de que el de delante no te tape , hay que saber qué rueda seguir, cuál es el momento del zarpazo definitvo. En fin... un montón de factores que hacen que ganar, una sola vez, sea una hazaña y que hacerlo cuatro veces en el Tour algo con pocos precedentes (bueno... un tal Merckx consiguió ocho en dos ocasiones).
Y con lo que ya hemos visto, lo increíble supone un problema para nuestras mentes recelosas. Contaba ayer Pedro Horrillo (del que soy fan, más como escritor que como ciclista) que no, que el chico era capaz de eso porque le sobra el talento. Y si lo decía Horrillo, hay que creerle. Hoy, sin embargo, Cavendish ha abandonado la prueba. Unos afirman que era algo que ya estaba preparado, que el chico va a preparar los Juegos de Pekín y no vale la pena quemarse en los Alpes. Otros defienden que no, que Mark confesó que no, que el de Man quería disputar el maillot verde y que ésta es una retirada preventiva para evitar ser cazado en un control de dopaje.
Y ése, en resumen, es el problema del ciclismo: que hasta las retiradas nos parecen sospechosas (para qué negarlo, a mí también me escama), que hasta las caídas (como la de Baden Cooke, compañero de Dueñas) parecen formar parte de una trama para no ser pillados.

Y pasemos a una buena noticia: ayer ganó el grandísimo Óscar Freire, uno de los deportistas menos valorados de nuestro país. Un tipo despistado, tachado de poco ambicioso (menos mal que sólo tiene tres campeonatos del mundo), que nunca hace ruido, pero que siempre acaba dando el campanazo. Este año, además, la etapa es también un medio para un fin "superior" (y para el que Óscar nunca había prestado mucha atención): el maillot de la regularidad que nunca ha conseguido un ciclista español. Lo conseguirá.

PD: A pesar de todo, no me convence tanto el maillot verde más clarito de estos años... ¡Que vuelva el diseño de Abdoujaparov!

2 comentarios:

  1. No se por que, pero Addu siempre me recordo a Estoikov(jesus)...sera ese aire de mafioso macarrilla perdonavidas que ambos tenian...

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  2. Ahora resulta que Ricco dice que su doctor "solo" le inyectaba vitaminas...

    Esto ya asusta...

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