viajes por fútbol 8: vitigudino

Por suerte, no todo en la vida es trágico, ni tiene la gravedad de lo agónico, lo realmente importante. Por suerte, no todo en la vida es ceremonia, mística, fastuoso. Es más, ese tipo de acontecimientos y momentos, aunque suelen rellenar las páginas de la historia y los diarios suelen ser bastante raros. Por suerte, la vida es casi toda ella un momento cotidiano, normal, hasta cierto punto vulgar, pero cercano, asequible y cómodo.
Por suerte, no todos los estadios tienen la majestuosidad del Bernabéu u Old Trafford, ni la enormidad del Camp Nou o San Siro, ni la liturgia de Anfield y Wembley. Lo bonito del fútbol es que uno puede encontrar campos en cualquier pequeño pueblo de cualquier parte del mundo; estadios pequeños, sin mucho que ofrecer, pero sin colas para entrar, que nunca aparecerán en las enciclopedias (ni siquera en la Wiki), pero que por ese carácter casi silvestre, te transportan a otros tiempos de este deporte y a una dimensión más acogedora.

El estadio del Vitigudino CF, una ciudad de la provincia de Salamanca, cerca de Las Arribes, cuyo hecho más famoso es ser la cura del torero El Viti, es uno de esos que jamás encontraremos en el Marca, ni tendrá visitantes de más allá de las fronteras (provinciales). Por no tener, no tiene ni gradas, sólo en uno de los laterales del campo se colocan esas gradas metálicas móviles en las que habría que tener suerte para juntar a cien personas. En su terreno de juego es difícil encontrar un metro cuadrado totalmente plano y los laterales del campo se convierten en un barrizal con un poco de lluvia.
Pero, a pesar de todo, no deja de ser un trozo de césped en el que cada dos domingos la gente acude, sufre, insulta, se ilusiona y disfruta. A pesar de todo lo que le falta, no deja de tener la misma función que los grandes estadios y con la ventaja de ser tan cercano y tan modesto como los mejores momentos de la vida.

PD: el Vitigudino está disputando ahora la fase de ascenso desde la Primera Provincial de Salamanca. Agradezco a Fer & Co. la paciencia por haber parado allí y dejarme hacer unas fotos.
Y de regalo, una foto del skyline de Vitigudino (seguramente nadie pensó que las palabras skyliney Vitigudino llegarían a estar juntas en la misma frase).