sábado, 16 de febrero de 2008
viajes por fútbol 5: florencia
Resultaba sorprendente que, tras un agotador día sorteando los cientos de turistas que atestaban la ciudad de Florencia, uno pudiera sentarse tranquilo a la hora del anochecer en uno de los bancos de la Piazza Santa Croce. Parecía como si en ese momento la ciudad y sus bulliciosos visitantes hubieran acordado respetar hasta el día siguiente el descanso de los ilustres Miguel Ángel, Maquiavelo y Galileo que duermen en la basílica que apabulló a Stendahl. Estaba yo allí sentado, prácticamente solo en la plaza, acompañado únicamente de una amorosa pareja de americanos, cuando me di cuenta de que algo no casaba del todo bien en aquel marco de silencio.
No era algo que se pudiera percibir fácilmente, porque era un pequeño ruido continuo, como ese molesto pitido que se te queda tras violentar tus tímpanos o como la tampura de las ragas indias. Resultó, cuando investigué un poquito sobre la historia de aquel rincón florentino, que aquel insistente ruidito eran las voces acumuladas en aquella plaza durante tres siglos.
Habría que irse hasta 1529 para entenderlo todo. Por aquel entonces, hacía dos años desde que Carlos V, enfadado con el papa Clemente VII por sus alianzas con el rey de Francia, había permitido el famoso Saco de Roma. Ahora, quizás un poco compungido por su actitud ante el santo padre (total, ya se había convertido en el rey más poderoso de Europa), ayudaba a éste a reponer a los Medici (la familia de Clemente) en el gobierno de Florencia. Claro que los florentinos estaban un poco hartos de la famosa familia, a la que habían expulsado en 1527, y no se iban a dejar imponer gobernantes así como así.
Comenzó de esta manera el famoso asedio a la ciudad de Florencia, que duró prácticamente un año, entre octubre de 1529 y agosto del siguiente año. El asedio, como todos, fue bastante duro para los habitantes encerrados en la ciudad, que poco a poco, iban padenciendo cada vez más la escasez de recursos de todo tipo. Aún así, incluso enfrentándose a uno de los ejércitos más poderosos, respondían con gran resistencia, ayudados, según se cuenta, por el propio Miguel Ángel, que diseñó algunas de las fortalezas que protegían la ciudad.
Pero, en esas circunstancias tan duras, a veces es mucho más importante la fortaleza psicológica que la física y en eso los florentinos parecían muy sobrados. En el carnaval del año 30 los asediados quisieron dar una lección (y un desafío) de serenidad, cotidianeidad y orgullo y organizaron para el 17 de febrero una de las cosas que más les divertían y gustaban hacer: una partida de calcio, aquella diversión que agrupaba a veintisiete (sic) tipos repartidos en dos equipos con el noble fin (aunque por cualquier medio, por violento que fuera) de llevar una pelota hasta el extremo del campo contrario. La partida se preparó con esmero: se celebró en la famosa Piazza Santa Croce (haciendo que pudera ser vista por los asediadores del otro lado del Arno), con gran jolglorio y música y enfrentó a los bianchi contra los verdes, dos de las escuadras representantes de los cuatros barrios históricos de la ciudad.
Como se suele decir, el resultado no ha llegado a nuestros días porque no era lo que realmente estaba un juego. La cruda realidad, sin embargo, se impuso en ese bello relato de tenacidad: sólo unos meses más tarde Florencia debía ceder y rendirse ante las huestes de Carlos V. La pasión por ese antecedente del fútbol, sin embargo, tardaría en decaer cientos de años. La tradición, tras casi dos siglos estancada, se recuperó en 1930 (en un contexto algo convulso para Italia y con fines quizás un tanto espurios), precisamente como homenaje para el partido disputado en aquel famoso carnaval y desde entonces, sin demasiados cambios, se ha mantenido hasta nuestros días.
Debían ser aquellos gritos de hace casi medio milenio (nada agradables, por otra parte, dada la violencia del juego), unidos a los que se han ido repetiendo cada año, los que conformaban el murmullo que se escuchaba en aquella tarde en Florencia. Pero, si el calcio es sobre todo acción, ¿por qué aquellas voces eran tan flojas? Como todo, también esto tenía una explicación científica: en 2006 las partidas (que ahora son tres -dos semifinales y una final- y se celebran en junio) debieron anularse ante los altercados producidos en una de ellas y en el 2007, directamente, las autoridades afirmaban que no podían garantizar la seguridad. Así que el calcio storico dormita por unos años acompañando a los grandes tipos que habitan en Santa Croce, pero al menos se sabe que su voz no descansa nunca.
Para unos realmente bonitos relatos sobre esta plaza, pásate por aquí y aquí.
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Me gusta mucho tu blog. Yo tengo uno en el que expreso mi opinion acerca de los distintos temas que forman parte de la actualidad del sevilla fc. Me gustaria que nos linkearamos.
ResponderEliminarMi blog es este: http:/pasionsevillista.blogspot.com
Hola chiquilín!! oye, la historia, como todas las tuyas, estupenda. Pero una duda asalta mi mente... cómo se reparten 27 personas en dos?? 13'5 a cada lado?? jajaja!! vale que el juego sea pelín bruto.... pero tanto como para despiezar a un personajillo cual cabeza de ganado...
ResponderEliminarPD: café?? ;)
Chimo, te recomiendo un libro que me gusto bastante sobre esa epoca y miguel angel, el Tormento y el Extasis(o la agonia y el extasis, que de ambos modos lo vi traducido).
ResponderEliminarAle, por otra parte, ¿me puedes explicar esa curiosa postura en la foto, con la pierna levantada?
pues lo de los 27 no lo tengo muy claro. creo que cuentan también a una especie de árbitro cuando la cosa se pone muy fea.
ResponderEliminarmartín: gracias por los libros. y la respuesta a tu pregunta es obvia: ¡estoy calciando!
Hola Chimo,
ResponderEliminarGracias por la referencia... por cierto, ¿estás más de una semana en un mismo lugar? Ecuador, Argentina, Florencia....
no, hombre, esto de florencia fue cuando era más joven, en septiembre (aunque realmente aquél fue un mes movido: buenos aires-madrid-salamanca-frankfurt-madrid-milán-florencia-madrid-elche-salamanca, pero salió barato!)
ResponderEliminar¡Qué pájaro estás hecho! (que diría mi abuelo jejeje)
ResponderEliminarPues ya me contarás como te lo montas ... eso si, yo estuve la semana pasada en Florencia (más reciente que tu) y mañana estaré en Lisboa ... ¡supera eso! jaja
Por cierto, bonita y educativa historia sobre el "calcio storico"
Un abrazo !!
A vosotros dos os retiraba el pasaporte, ale.
ResponderEliminarpero si yo no viajo tanto, es que me miran con malos ojos.
ResponderEliminargarrincha: recuerdos al aguilucho ése del benfica, que mola mucho.
martín: pues no nos quedan cosas por ver dentro de la unión europea!