ahmadineyad el (no tan) grande

Lee uno las noticias y a veces uno siente el aroma del ambiente que nos prepara para una nueva guerra. Esta vez, contra Irán, aquel viejo partícipe del Eje del Mal, hoy supervillano que quiere hacerse con la bomba atómica para "borrar del mapa a Israel" y que se atreve a apoyar la insurgencia chií en el enjambre iraquí. Del país de los fanáticos ayatolás ha surgido como enemigo visible y claro la figura de su presidente, Mahmud Ahmadineyad, ese loco populista que cada cierto tiempo niega el holocausto y amenaza "la entidad sionista".
Cuando lee uno las noticias parece que el tal Ahmadineyad es un déspota omnipotente, que hace y deshace a su voluntad en Irán, un loco que el día que consiga la bomba nos hará saltar a todos por los aires. Ciertamente, no me gustaría tenerlo como yerno (en el caso de que tuviera hija), ni es precisamente un ejemplo de líder democrático y de defensor de la paz. Pero el poder de Ahmadineyad, dentro del entramado de poder iraní, es mucho más pequeño del que se podría pensar.
El sistema político de Irán se basa en un sistema de contrapesos y frenos mutuos, que habría encantado a Madison y Franklin. En parte, es normal que se así: cuando eres un ayatolá y haces una revolución islámica, como la hicieron en 1979, tu base de poder al principio no es muy grande y no es cuestión de crear poderes fuertes porque sí.
Dentro de esta estructura, el verdadero poder está en manos del Líder Espiritual: en su momento Jomeini, hoy Jamenei. Este Líder, entre otras muchas prerrogativas, designa a una buena parte del Consejo de Guardianes de la Revolución, que tiene importantes funciones legislativas, interpreta la Constitución y supervisa las candidaturas a presidente (así que si no les caes bien, no te puedes presentar). Existe también el Consejo de Discernimiento, que arbitra en las disputas entre la Asamblea y el Consejo de Guardianes y en él se discuten los grandes temas de la marcha del gobierno.
Ahmadineyad es por tanto una figura muy mediática y que, por supuesto, tiene un espacio de actuación muy importante como presidente de Irán. Importante, pero limitado, pues las decisiones políticas siempre son discutidas en instituciones colegiadas en las que los grandes grupos están representados y en parte mutuamente contrarrestados. Y porque siempre la última palabra queda en manos del Líder Espiritual.