Ahí los tienen: tan amigos, como dos conocidos que se saludan en el bar antes de ver el derby madrileño. El del turbante es Manmohan Sigh, primer ministro de la India. El señor con patillas blancas es Pervez Musharraf, presidente de Pakistán. Que se estén dando la mano no es ninguna tontería (a pesar de la semblanza de ambos), pues representan a dos países que históricamente nunca se han llevado muy bien.
Y es que han tenido motivos para el mal rollo. La cosa empezó cuando en 1947 de la antigua colonia británica nacieron dos nuevos países independientes: India y Pakistán. La cosa no tenía por qué ser así, es más, habría sido más lógico que se creara un único nuevo país. Pero los malos rollos y piques entre musulmanes e hindúes forzaron que se llegara la situación de crear un país para cada comunidad. El tema acabó en una de las mayores catástrofes humanitarias con millones de desplazados, asesinatos y saqueos.
Por si lo de la partición no hubiera sido bastante, luego vino el conflicto por Cachemira (una región fronteriza que ambos países reclaman) que dio lugar a tres guerras. Luego los ensayos de armas nucleares. El último capítulo de este enfrentamiento lo ha dado el atentado de Bombay (Mumbai) del 11 de julio de 2006, en los que la India acusa a Pakistán de cierta connivencia.
Así que, aunque sólo sea un gesto para una foto, que estos señores se den la mano en la última Conferencia de Países no Alineados ya es un paso importante.
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