martes, 31 de mayo de 2011

veinte años

Artículo publicado en Café Fútbol.


Veinte años no es nada, cantaba Gardel; pero lo cierto es que veinte años dan de sobra para cambiar la historia, la leyenda y la imagen de un equipo. El pasado sábado el Deportivo de La Coruña sufrió un doloroso (por inesperado, por cruel en su forma) descenso a la Segunda División. Y será raro ver una Liga sin uno de sus mayores animadores en los últimos años, uno de los pocos que se ha atrevido a desafiar (junto al Valencia, valga la ironía) el dominio de Barça y Madrid. Nombres como Mauro Silva, Makaay, Donato, Bebeto, Djalminha, Fran y Rivaldo han hecho grande a un club que tiene ya en su palmarés un campeonato de Liga y dos Copas y varias noches mágicas contra equipos de la talla del Milan, la Juve o el Manchester United. Han sido veinte años, entre el último ascenso y este descenso en el que el Dépor ha pasado de ser un equipo más de provincias a convertirse en una de las potencias futbolísticas del país o, como mínimo, en uno de esos equipos que uno siempre pone como candidato para entrar en Europa.

Pero, como decíamos, veinte años no lo es todo en la historia de un club centenario y el oropel conseguido en estas dos décadas de gloria tampoco debe hacer olvidar los humildes orígenes de este club. Quedan ahora muy lejanos esos días en los que el Deportivo era un equipo ascensor, que llegó a alternar durante los 60 un año en Primera y otro Segunda. Más cercanos, pero igualmente difíciles de recordar son esos dieciocho años vagando sin catar la máxima categoría, entre 1973 y 1991, años en los que conoció la 3ª y la 2ªB. Y todavía alcanzo a recordar la sorpresa que supuso el fichaje de Bebeto y Mauro Silva por parte de lo que hasta entonces era un pequeño club que luchaba contra el descenso.

Este repaso al pasado modesto y poco brillante del Deportivo no viene, por supuesto, a cuento de desmerecer su entidad, sino a subrayar todavía más lo increíble, meritorio y mágico de la fábula que el club ha ido escribiendo en veinte años. Cabe, sin embargo, una última pregunta: la de saber si el precio de desafiar (y vencer) a los grandes, la de atraer a grandes figuras, ha sido y será demasiado alto para un club y una ciudad medianas. Porque el descenso quizás podría haber sido eludido por detalles como un gol en la última jornada, pero la crisis del club es estructural y viene arrastrándose, como mínimo, desde la marcha de Irureta. La supervivencia del club dependerá de cómo supere esa crisis. Por suerte, acudiendo su propia historia encontrará más de un modelo y un ejemplo a seguir.

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