La metáfora de Sísifo está un poco desgastada de tanto utilizarse para todo, pero es una de las que mejor ilustra la situación del Elche en la temporada. Al igual que el pobre hombre (que tampoco había sido un ejemplo de virtud en vida) que debía penar eternamente arrastrando una enorme roca hacia arriba en una ladera, para ver cómo, a punto de conseguir su objetivo, ésta volvía a caer rodando al punto inicial; el Elche no logra quitarse de encima la amenaza del descenso. Cuando, gracias al efecto David Vidal, el equipo había conseguido distanciarse a cinco puntos de la zona peligrosa (tras estar buena parte de la temporada en puestos de descenso), dos derrotas consecutivas lo colocan a sólo dos puntos (es decir, un partido).
Y así sucesivamente,como en una pesadilla recurrente que siempre vuelve por mucho que te despiertes, cada vez que el Elche encadena unos cuantos partidos buenos, cada vez que se vislumbra la tranquilidad y el final de la montaña por la que arrastra su condena, la piedra retorna al punto inicial. Podría ser peor, de todas maneras, si todo es una vuelta a la ficha de inicio: desgraciadamente, la piedra puede llevarse por delante la ilusión y la fe por la permanencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario