lunes, 7 de junio de 2010

viajes por fútbol 10: blackpool




Inglaterra ha dado grandes cosas a la humanidad: el parlamentarismo, el fútbol, los Beatles y esa sofisticada receta culinaria llamada fish and chips. En cuestión de turismo de sol y playa, sin embargo, sea por las frecuentes lluvias o por los escarpados acantilados, el país deja bastante que desear, razón por la que sus pragmáticos habitantes acuden en masa a colapsar las costas ibéricas. Existen, por supuesto, algunas ciudades playeras; pocas, pero las hay: Brighton, al sur; Scarborough, al noreste, y Blackpool, la que nos ocupa, al noroeste, a pocos kilómetros de Liverpool y Manchester, en el Lancashire.

Porque Blackpool es como un Benidorm, pero lleno de ingleses (bueno, quizás ésa no sea una gran diferencia con la ciudad española). Se trata de una ciudad que vive por y para el turismo y algo especial debe de tener ya que, según cuentan, Hitler, al contrario que otras ciudades inglesas que no corrieron la misma suerte, ordenó no bombardearla para poder usarla después de la guerra como lugar de descanso.

Como no podía ser de otra manera, el centro neurálgico de la ciudad se vertebra en torno al largo paseo marítimo. Allí se encuentra, por ejemplo, la principal atracción del lugar, la torre de Blackpool, construida a fines del XIX y que recuerda a la parisina de Eiffel. Junto a ella, durante nuestro pequeño camino hasta el estadio, bordeando la costa, uno encuentra un número excesivo de tiendas con artículos de lo más kitsch, bares atestados de despedidas de soltero o teenagers, recreativos pasados de moda y muchos, muchos hoteles y pensiones con sus cartelitos de rooms available. En el recorrido se puede seguir hasta un pequeño parque de atracciones en pleno muelle o adentrarte un poquito más en la ciudad, ya con mucho menos ruido y gente, y caminar hasta el estadio del Blackpool FC, el pequeño y centenario Bloomfield Road.

Hoy los Seasiders ocupan orgullosamente una plaza en la Premier League, pero la historia del club ha sido bastante modesta hasta la temporada 09/10, llegando incluso a conocer la cuarta división, en los primeros 90. Así que no debe extrañar que su estadio esté acorde con esa modestia y que, a falta de dinero para proyectos megalómanos, todavía presente sólo tres gradas. El antigo Bloomfield Road (llamado así por la calle en la que se ubica) contaba con un The Kop, un fondo enorme de una sola bandeja, al estilo de Anfield; pero llegaron los 90 y las nuevas leyes de seguridad y el estadio quedó totalmente obsoleto. Y así en el año 2000 se comenzaron a construir las nuevas y coquetas gradas que presenta ahora, a las que se ha añadido una provisional en un lateral y a las que se sumará un nuevo fondo en breve.
No será el estadio más imponente de la Premier, pero al menos este año los turistas buscarán algo más que playa en Blackpool.

1 comentario:

  1. Muy bonit-to, tú el día de tu cumpleaños llorando, y chimo escribiendo en el blog

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