lunes, 17 de mayo de 2010

resumen de argentina 2010


Hace ya una semana aterricé de nuevo en España como Vinokurov en una crono por equipos: deprisa, sin saber lo que dejaba atrás y sin mucha conciencia de lo que había por delante. Ahora, una semana después, tras ver a familia y amigos (tanto de Salamanca como de Elche) y sin jetlag (sí, a mí me afecta), la valoración de estos casi tres meses en Argentina es mucho más fácil.
Porque, como siempre, fue un placer estar allí. Un placer útil, además, porque, ya por fin, me traje todo (¿todo?) el material que necesitaba para escribir mi tesis. Fueron muchas horas en la hemeroteca de la Biblioteca del Congreso, provisionalmente, un polvoriento almacén lejos de los cánones de limpieza de Constanza, pero que tiene una colección de diarios muy, muy completa (más, por ejemplo, que la Biblioteca Nacional, y eso que estuve pidiendo diarios provinciales no tan conocidos) y, por lo general, bien conservados (estamos hablando de los años 80, cuando Senna comenzaba a correr y Maradona era un pibe). Y el trato (pese a que había oído comentarios no muy buenos), genial: el fútbol y las minas siempre eran buenos temas para ganar nuevas y buenas amistades con toda la gente que trabajaba allí.

No viajé a lugares clásicos como Bariloche o Igauzú, pero seguí avanzando hasta el sur, a Chascomús (una pequeña ciudad en la que nació Alfonsín), con los grandes Carlos y Julia y hasta el norte, hasta Santa Fe, donde Virginia y sus amigos se sobrepasaron ampliamente en su labor de anfitriones. Paseé en bici (bici de chica, pero bici), me enamoré de la laguna y el puente colgante, atravesé el túnel subfluvial hasta Paraná, hice entrevistas, conocí Kosturica y, sobre todo, comprobé que puedo dar charlas de más de 6 minutos (faltó subirse al trencito del tío Leo, pero todo no puede ser).

Y, por supuesto, hubo fútbol, mucho fútbol, en solitario o acompañado por esos cracks llamados Devo y Ariel. Ferro, River, Racing, Platense, Huracán, Quilmes, Boca y unas cuantas camisetas nuevas para la colección (las mundialistas de la Argentina, Unión de Santa Fe, Oeste y, por fin, Central).

Y, obviamente, muchas cosas más: el colectivo 12, los sorrentinos y los ravioles, el cambio, las discusiones sobre el gobierno Kirchner, los asados, la comida armenia, el colectivo 92, la parrilla de Maura, Puerto Madero, la costanera, Flechabús, la calle Agüero y la calle Laprida, el comedor del anexo del congreso, la botella de agua de 3 pesos, el ombú, las empanadas, las pizzas, El País y, sobre todo y ante todo, la gente. Porque en ese país lo mejor que tienen es el pueblo, ¿no?

1 comentario:

  1. Se ve que la pasaste bien!!
    Por ahi nos cruzamos , yo trabajo por Puerto Madero así que en uan de esas te cruze!
    (las vueltas de la vida eh)

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