domingo, 20 de enero de 2008

superempanadill: una explosión de júbilo... y pisto


Lanzar al vacío una empanadilla gigante (de casi medio metro de largo) por un puente de (pongamos) treinta metros de altura, con el simple objetivo de ver cómo estalla contra el suelo, puede parecer una tradición totalmente absurda. Y de hecho, lo es. Pero algún tipo de diversión tiene que tener cuando cada año reúne a unas veinte personas y cuando a los organizadores los paran por la calle (hasta llegar a la amenaza) para conocer cuándo será el lanzamiento.
Realmente, no es fácil de explicar de qué va la cosa y menos hacer que parezca algo coherente y digno de ver. La historia de la superempanadill (del latín, super, volar, y del valenciano, empanadill, empanadilla) comenzó hace casi nueve años, en 1999, cuando unos aguerridos visionarios, armados únicamente con su ilusión y su locura, lanzaron una pequeña empanadilla desde el puente del Ferrocarril de Elche (el río de la ciudad, el Vinalopó, es muy pequeño, pero forma un barranco de una altura muy considerable). Según algunos autores, el acto trataba de rememorar una antigua tradición romana, una burla a sus enemigos cartagineses, cuyo caudillo Amílcar Barca (tío de Aníbal) murió ahogado en el Vinalopó. Según otros historiadores, sólo estaban comenzando una tontería sublime.

La cosa gustó y siguió realizándose cada año. Tanto gustó que a partir de 2005 se abandona el lanzamiento de empanadillas comerciales y se apuesta por la fabricación artesanal, congregando cada vez a más y más gente. Y con el tiempo, el asunto va más allá que el simple lanzamiento de una masa de harina rellena y se carga de nuevas tradiciones y actos.

Así, la ceremonia empieza con una pequeña procesión en la que se porta a la empanadilla hasta llegar la primera parada, en una de las estatuas (conocida popularmente como Mandinga izquierda del Segura) del Parque Municipal ilicitano. Allí se descubre con gran emoción la empanadilla y se ofrece a Mandinga, patrón oficioso de la festividad, interpretándose su silencio como aprobación. Tras este pequeño acto protocalario comienza la fase de lanzamiento en sí: antes que nada, se debe proceder a la mojación de la traca, la pequeña empanadilla que se lanza para conocer las variables meteorológicas. Después, mientras el público baja hasta la zona donde se producirá el impacto, los lanzadores de la comisión llegan al puente donde ultiman sus últimos preparativos.
Allí, la empanadillera mayor comunica al encargado de lanzar la traca que puede proceder a su cometido. Y tras comprobar que todo está en orden, llega el momento más esperado, el clímax que todos aguardan cada año: el lanzamiento de la superempanadill, tras el cual el cielo se cubre de un manto de pisto.
Si bien este es el momento culminante, el acto no se acaba ahí. Tras la caída, el público accede a la zona del impacto para comprobar el estado en que quedó y realizar mediciones sobre un supuesto nuevo récord de dispersión de sus partes. Y queda para el final un acto que no por menos espectacular es menos emotivo: el entierro vikingo de la superempanadill, en el que se recogen en una bandeja sus restos y se depositan en las aguas del Vinalopó, que la arrastran hacia nuevos horizontes mientras los asistentes esperan una nueva edición para el año siguiente.

La edición de 2007 (realizada en Navidad y no en la tradicional Semana Santa) cumplió con creces las expectativas creadas. Su tamaño igualó, por lo menos, el de la edición de 2006 y su relleno Por primera vez, se añadieron a la empanadilla unas bengalitas que resaltaban su espectacularidad (remarcada por el oropel final) y la bandeja del entierro fue decorada por pequeñas velas y una barra de incienso que dotó al acto de una mayor solemnidad.

Y de esta manera, mientras el país entero se detenía viendo el Barça-Madrid, unos pocos locos preparaban a fondo la novena edición de esta aventura, mientras soñaban con un feliz futuro para esta extraña tradición. A fin de cuentas, no deja de ser más absurda que la tomatina o San Fermín...

Si necesitas una información más completa, aquí está el pequeño díptico que se entregó en la última edición (en su cara exterior y en su cara interior).
También puedes ver todos los vídeos en youtube y las fotos de la edición de 2006 en picasa.

7 comentarios:

  1. Vaya, mira que es curioso, conozco poco Elche, pero justo esa zona si(¿es el parque Municipal no? yo he llevado a grupos a comer alli, al Datil de Oro, creo que se llama el restaurante que hay dentro). ¿Por alli no hay tambien una estatua al Payaso Toto?

    Y si, lo de vuestro rio es una coña, pedazo cañon para tan poca chica...

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  2. claro, es que es de lo poco turístico que tenemos en Elche, así que los grupos de turistas pasan sí o sí por allí.
    y sí, en el parque hay estatutas de gente muy rara, pero el payaso (¿fofó?) merece todos los respetos (mejor eso que cualquier militar).

    y bueno, lo del río... es bonico. pero cuidado, de vez en cuando se cabrea y tiene un caudal que ni pa qué.

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  3. ¡Mítico!
    Joder, este artículo debería estar enmarcado en el Becadero.

    PD: Chimo, haz el favor de responder acerca de lo de Izaskun, que nos dejáis a los demás con el culo al aire.

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  4. gracias, fer. ya respondí también a lo de izaskun, lejos está en mí el deseo de dejaros con el culo al aire (quizás a alguna becaria...) por lo desagradable de tal visión

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  5. jajajja!!! yo que buscaba una historia sobre robos de zapatillas y mira lo que me encuentro!! jajaajja!!! q weno!!! no dejas de sorprenderme....
    Un cosilla... hay fecha ya para la próxima edición?? para hacer hueco y eso.... Y más aún , cuánto cobras por la entrada? porque ya sabemos que tu eres muy de cobrar....

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  6. Debería estar leyendo periódicos viejos,pero me aburría y decidí curiosear en tu blog. Estoy totalmente de acuerdo con Fer: este artículo debería estar en el becadero.
    Por cierto, ¿la superempanadill es de carne o atún?

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  7. pues verás, estimada anónima, la empanadilla cambia cada año su interior, pero siempre usando sustancias biodegradables y homologadas por la UE. el año pasado, por ejemplo, se rellenó básicamente de huevos (algo pasados), lentejas y pasta

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